Es común observar a visitantes que practican deportes como kayak, veleo, o a felices turistas que se divierten en la típica banana o en sus primeros acercamientos al océano en coloridas tablas.
Y para los más aventureros, en la parte sur de esta playa las olas llegan a alcanzar hasta metro y medio de altura, todo un deleite para quienes practican el surf.
Si su espíritu, sin embargo, es menos aventurero y busca tranquilidad, descanso a la orilla del mar, éste es también un sitio ideal que invita a la contemplación de sus abiertos y limpios paisajes, o a caminar por su fina arena mientras se relaja con el rumor de las olas y contempla un hermoso atardecer.
Deléitese también con los deliciosos platillos que se ofrecen en los restaurantes de mariscos afincados en típicas palapas, mientras escucha las notas de un acordeón y entona la letra de una canción mexicana.